Comisiones perniciosas
26 de agosto, 2012
Luis Rubio
En El extranjero,Camus cuenta la historia de un hombre alienado del mundoque asesina a un 谩rabe en Argelia por la simple raz贸n de que el sol le molestaba los ojos. Meursault, el protagonista, es condenado a la guillotina y en su celda comienza a meditar sobre el absurdo de la existencia. Algo as铆 me pasa con las comisiones e instituciones de regulaci贸n econ贸mica o pol铆tica que se han venido creando en los 煤ltimos a帽os y, sobre todo, en la insistencia de hacerlas 芦ciudadanas禄.
Ninguna sociedad nace con todos sus problemas o contingencias resueltas: el tiempo y las circunstancias van obligando a que se ajusten leyes, se modifiquen pr谩cticas o se construyan formas de interactuar que permitan lograr estabilidad y funcionalidad. Es as铆 que se van construyendo mecanismos, procesos e instituciones que tienen por prop贸sito resolver problemas, dar continuidad a cosas que se valoran, limitar los excesos de la burocracia, evitar abusos: lo que se llama institucionalizar.
El sometimiento de los reyes al parlamento fue una forma de institucionalizar al poder, as铆 como la adopci贸n de reglas para la continuidad del presupuesto p煤blico cuando el cuerpo legislativo no se pone de acuerdo fue una forma de estabilizar el funcionamiento de un gobierno. Lo que en Inglaterra tom贸 setecientos a帽os y en EUA doscientos, en M茅xico lo hemos tenido que ir construyendo en un lapso muy breve en buena medida porque el sistema autoritario obviaba toda necesidad (o posibilidad) de institucionalizaci贸n.
El marco pol铆tico-legal que se construy贸 a lo largo del siglo XX fue de absoluta arbitrariedad. Las autoridades ten铆an enorme latitud para decidir cualquier asunto: las leyes establec铆an engorrosos requerimientos, pero siempre le confer铆an vastos poderes a la burocracia para justificar cualquier decisi贸n, misma que usualmente respond铆a al inter茅s pol铆tico del jefe en turno o al pecuniario del propio funcionario. La transici贸n pol铆tica y econ贸mica que hemos experimentado ha obligado a acotar esas facultades, pero persiste un enorme potencial de abuso.
Esto lo entend铆 hace algunos a帽os cuando tuve la oportunidad de observar la forma en que funciona la comisi贸n de valores de EUA (la SEC). Las facultades de esa entidad no son s贸lo vastas, sino que cuenta con un brutal margen de discrecionalidad. Sin embargo, en el proceso me percat茅 de una cosa que parece simple pero que contrasta radicalmente con nuestra realidad: esa entidad cuenta con facultades discrecionales pero jam谩s es arbitraria. La raz贸n de la diferencia es que sus resoluciones (cada una un tabique) explican su decisi贸n, pero tambi茅n por qu茅 arribaron a 茅sta y c贸mo modificaron los precedentes existentes. En nuestro caso, por ejemplo, la Comisi贸n de Competencia emite una resoluci贸n en una carta y no explica nada, negando toda certeza a los regulados y haciendo factible cualquier cambio posterior sin explicaci贸n alguna. Esa es la diferencia entre discrecionalidad y arbitrariedad.
El objetivo de institucionalizar se puede observar en entidades e instituciones tan diversas y dis铆mbolas como el TLC norteamericano, las Comisiones de Derechos Humanos, las comisiones de regulaci贸n econ贸mica (en Competencia, Comunicaciones, Hidrocarburos y Energ铆a), el Instituto Federal Electoral, el IFAI y el Instituto para la Protecci贸n del Ahorro Bancario. Estas instituciones y mecanismos se vinieron a sumar a otras previamente existentes como la Comisi贸n Nacional Bancaria.
La construcci贸n de instituciones y arreglos pol铆ticos es un componente crucial del proceso civilizatorio de cualquier sociedad y constituye una mojonera del proceso de desarrollo mismo. Nadie, excepto quien prefiriera la arbitrariedad gubernamental como principio de autoridad, podr铆a objetar la existencia de este tipo de cuerpos y estructuras de regulaci贸n, supervisi贸n y observaci贸n.
Por supuesto, el grupo de entidades y procesos con los que intento ilustrar el fen贸meno constituye una canasta de cosas dis铆mbolas, muchas de las cuales nada tienen que ver en naturaleza o concepto con las otras. El TLC es un arreglo comercial y de inversi贸n pero uno de los objetivos primordiales en su concepci贸n fue el de conferirle certeza a los inversionistas y, en ese sentido, constituye un mecanismo para institucionalizar a la econom铆a. Las comisiones de derechos humanos se crearon para observar y criticar a las autoridades, sobre todo judiciales, para evitar abusos y excesos en esos sub mundos. Las comisiones de regulaci贸n existen para supervisar el funcionamiento de los mercados. Cada una de estas instancias tiene sus instrumentos, procesos y formas de ser. Algunas son en realidad mecanismos descentralizados del gobierno para actuar como autoridad, en tanto que otras tienen por prop贸sito no m谩s que ejercer presi贸n moral sobre diversos actores o autoridades.
A pesar de la diversidad de estas entidades e instituciones, es frecuente el llamado, tanto por parte de la sociedad como de los pol铆ticos, para constituir instituciones 芦ciudadanas禄 o para darle a personas de la sociedad civil, en vez de a funcionarios p煤blicos, la voz cantante en sus consejos. Yo difiero. Aunque hay entidades donde son los ciudadanos quienes deben jugar el papel estelar, pues su objetivo es el de ejercer presi贸n moral (como las comisiones de derechos humanos), las comisiones de regulaci贸n, comenzando por las econ贸micas y siguiendo por las electorales, deben encargarse a funcionarios p煤blicos profesionales, experimentados y con un r茅cord que demuestre competencia, honestidad y compromiso con la funci贸n p煤blica. Si uno observa el panorama de hoy, la diferencia es muy simple: quienes son funcionarios p煤blicos de carrera no andan buscando los reflectores y s贸lo se dedican a su trabajo. Quienes son 芦ciudadanos禄 en estas funciones tienden a cuidar su espalda y emplear a los medios para satisfacer su vanidad.
Una sociedad moderna requiere instituciones y entidades s贸lidas, muchas de ellas aut贸nomas, pero en general administradas y conducidas por funcionarios profesionales en la materia, cuyo 煤nico inter茅s sea el debido funcionamiento de la actividad y sector. Por la misma raz贸n, estas entidades requieren contrapesos muy bien estructurados que obliguen a los comisionados o consejeros a apegarse a la normatividad y a cumplir con su funci贸n no con protagonismo sino con resultados.
Uno de nuestros grandes retos hoy es el de construir un sistema de pesos y contrapesos eficiente que consolide a todas estas entidades de regulaci贸n, pero en forma tal que se elimine todo vestigio de arbitrariedad. Esa es una chamba para profesionales, no para ciudadanos sin experiencia en asuntos de Estado.
@lrubiof
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